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{ martes, mayo 8 }

Otro poema con perros

Lo encontré en el cristal del autobús.
Era un poema corto, adherido a la luna
y propiedad por tanto de la empresa
urbana de transporte
(no obstante lo firmaba un tal Chirinos,
poeta peruano nacido en el 60).

Eduardo Chirinos divagaba,
allí,
entre la indiferencia general
de las dos de la tarde,
gracias a la amplia lista de patrocinadores
             (concejalía de cultura y juventud
              ministerio de cultura
              diputación
              universidad
              el colegio de gestores administrativos
              correos
              varios bancos
              la embajada de chile
              la empresa municipal de transportes),
sobre un tipo al que conoció en París
o tal vez Estambul.
Compró un retrato suyo luego en Londres,
pero un retrato feo, según dice.

El caso es que el poema,
de forma inverosímil,
tenía al final algunos perros.
Como este.

Poema sin perros

Las palabras que forman un poema
pueden decorar las ventanas
de un autobús urbano.
Poesía ornamental.

Poema con menos perros aun

Coje alguna piedra de buen tamaño.
Envuélvela con este folio, escupe dentro.
Espera el momento.

Arrójala contra las lunas
de un autobús urbano
y corre.

Ni un perro en este poema

Las palabras que forman un poema
pueden también negar el bus en que viajan.
Los patrocinadores que las pagan.

En cierto modo es su obligación,
y también la nuestra.

Cero perros

Tras mucho entremeter y entresacar
conseguimos invitaciones
costosamente
para un festival internacional
de poesía.

Resultó que no, no era en autobuses.

Gatos

Segundo soneto subido de tono y
Vámonos a un bar, paso de poetos.
Vamos.