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{ viernes, diciembre 7 }

Este blog fue abandonado hace años por quien lo mantenía.

No hace tantos, la misma persona instaló un nuevo sitio en donde vuelven a aparecer textos de forma irregular.

Quedan los textos publicados aquí a disposición de arqueólogas del byte y motores de búsqueda.

De momento

vale.

{ miércoles, enero 27 }



9. Tregua de invierno,
    es el oso que sueña y se despierta
    y sabe que hibernar no es la palabra.
    Huele a vida que viene. Lejos.

    Su suspiro sonoro,
    su cambio de postura,
    el mundo afuera helado y
    lo que piensa el oso de la vida que viene.

{ lunes, diciembre 15 }

La gente invisible - Nero dal Puba

(1)

Él reía, sonreía
cuando sólo decir yo y más yo escuchaba a tantos
viejos poetas tan de ahora,
de esos de sólo y siempre yo tan profundísimos,
de marinos sentimientos oceánicos,
cuando los escuchaba declarándose malditos,
creyéndose interesantes.
Interesante, esa es la palabra que usó Pablo Neruda,
sumador de caracolas.Sonreímos.


(2)

Es verdad,
y él lo dice,
que de pronto
también se fatigaba
y volvía a revisar sus colecciones:
grandes ruedas dentadas,
puertas antiguas,
llaves, carteles,
figuras de madera o arcilla,
colecciones de postales de la Belle Èpoque,
pipas y prismáticos, máscaras,
cajas de música, botellas
en cuyo vientre se construyeron barcos,
caracolas de todos los colores
y tamaños,
y sus célebres mascarones:
la Guillermina, La Medusa
con su moño espectacular,
María Celeste,
derramando lentas lágrimas...
y un organillo madrileño que se trajo de España,
y es verdad todo eso,
Marcos Ana lo sabe,
ya os decimos,
pero luego
soñaba
nuestro hermano poeta y
ya se sabe.


(3)

No podemos
sin la vida vivir,
sin la gente ser gente,
las estrellas no tienen
con nosotros más nada que ver que no sea
ese sur milenario
que se salva sin tregua y que da vida
a la vida invisible de la gente invisible.

Dadnos todo el color de todo el mundo,
vamos a transformarlo en
caracolas.
Dadnos
toda alegría y toda lucha,
aún las más secretas,
porque si así no fuera,
cómo van a saberse?

Tenemos que contarlas
porque nos dan cobijo y la certeza
de que juntas, las gentes,
inventamos a diario
la canción transparente de la gente invisible.



Nero dal Puba (Trento, 1967) cuenta con una extensa producción de poesía en italiano, su lengua materna, pero es más conocido por sus ensayos sobre Fukuyama y permacultura, entre los que destaca el popular Un cane resta cane anche se è allevato dai leoni (Arti Grafiche Persico Dante, Cremona, 1999). El presente poema es una traducción a cargo de Luis Melgarejo y Agenbite of Inwit de un poema inédito de dal Puba que su autor elabora al hilo de “El hombre invisible”, poema inicial de las Odas Elementales, de Pablo Neruda. El pasaje en cursiva está tomado textualmente de Decidme cómo es un árbol, de Marcos Ana.

{ martes, junio 10 }

Imaginaria

Ya amanece y es la abuela quien te viene:
aquella voz cascada que recuerdas,
los ochenta y seis años
de indagar tantas noches con sus rezos,
de conocer también, tal vez, piensas ahora,
el extraño disfrute de caer en un pozo,
los matices más dulces del dolor y la vida.

Y te viene su voz esta mañana
entre ruido de coches y de pájaros,
como un sosiego suave y comprensivo
que alivia el escozor de la vida revuelta,
que besa todo el sueño del mundo pegado en tus ojos.

Diez años hace ya que la estáis olvidando,
segura al fin sin noche ni desvelo
ni futuro ni alondras tan tempranas,
resguardada en lo oscuro de los vanos
del polvo, las arañas y el silencio.
(O, quizá,
pasea siempre de día y con tu abuelo
que la lleva del brazo, la cuida y le sonríe
por las calles del cielo en que creían).


El caso es que ha venido a tu lado esta mañana
con sólo una palabra
y ha puesto orden.

Pues han sido
infusiones, y cambios de postura,
la ciudad en silencio, los relojes
activando el resorte de las trampas
que te saltan debajo a cada rato,
el túnel espiral por el que caes a veces,
las partes más de calma
que tampoco te llevan hacia el sueño anhelado,
el redoble del dolor en ocasiones,
otro cigarro,
más palabras, la fatiga blanca al fin y la mañana.

Estar de imaginaria,
hubiera dicho ella y te preguntas
cuántas noches de éstas
dejaron en su vida
transparentes mañanas
iguales a la de hoy.

{ martes, abril 22 }



8. De noche y por el aire
    hay insectos peludos,
    blanquecinas polillas,
    que con vuelo inconstante y ansiedad
    se acercan a la luz que las devora.

    Nacaradas escamas
    flotan como nieve bajo las lámparas.

{ lunes, abril 7 }



7. un grillo
    en una jardinera de diseño
    de la gran vía

    : a kilómetros del grillo siguiente
      furioso e inútil

{ miércoles, noviembre 21 }

Nuevos apuntes etológicos



5. Como sigue lloviendo,
    se salen las lombrices para afuera
    y aspiran por su cuerpo la alegría
    de tener piel, el aire frío
    que en la tierra encharcada les faltaba.

    Si no las pisa nadie, de la hierba
    vuelven a lo profundo luego.



6. Negros,
    hambrientos,
    los mirlos
    caen sobre el césped.
[1][2][3]

{ lunes, septiembre 24 }

Tras el turbión
(conversación junto al Ramal del Molino)

Llegó la dula grande y la gran lluvia
barrió las hazas fértiles. La acequia
quedó dañada a trozos. Los marjales
sufrieron el castigo del otoño
y torrenteras
arramblaron las lindes y los surcos.

Lo que eran hortalizas es ya broza
o sólo lodazales desgraciados.

Una mañana aciaga, sólo una,
echó por tierra muchas de cariño,
labor pausada y tajo ya por gusto.
Pues
no vive nadie ahora de estas huertas,
nadie les saca el pan de su familia
(como mucho el recreo del domingo,
la verdura que sabe a lo que debe,
o un ajuste de cuentas con la prisa).


Así,
no habrá más hambres tras el aguacero
que las que a la memoria traigan
los viejos venerables de la Zubia:
...fue por la guerra o luego,
aquél otoño loco. Y vaya invierno malo
sin trigo ni pimientos ni patatas...


Alguien que los escuche, antes que mueran.